Los gatos son víctimas del discrimen

por Maira Landa

Atender a los gatos creará lazos comunitarios entre vecinos que estarán trabajando para el bien común y deteniendo la crueldad contra los animales. Los gatos se ocuparán de mantener fuera de los predios a los roedores, sabandijas e iguanas.

 

En el mundo entero hay una enorme sobrepoblación de animales y Puerto Rico no es la excepción. Hace mucho Europa comenzó a atender el problema de los animales realengos, como se llama a los que viven en las calles. Le siguió Estados Unidos con legislación muy abarcadora. Hoy cientos de universidades imparten cursos sobre los derechos de los animales y hay abogados especializados en el tema.

En 2008, Puerto Rico se puso a la vanguardia de muchos países con la Ley 154 para la Protección y Bienestar Animal. Aunque la ley es clara y plantea un nuevo enfoque al respecto, los recursos y la atención del Estado no son suficientes para manejar este problema que corroe a nuestra sociedad y que sienta un precedente en nuestras generaciones en formación. Hay que llevar el mensaje a las escuelas, a las comunidades pero, sobre todo, detener las matanzas en nuestros mal llamados “refugios” de animales.

Los gatos en particular son víctima del discrimen y la desinformación. A través de la historia de la humanidad, han sido desde adorados hasta despreciados por los seres humanos.  Son criaturas libres y continúan siéndolo aun cuando vivan en un hogar. Se reproducen con mucha más frecuencia que los perros. En muchas de nuestras comunidades -urbanizaciones y condominios- hay conflictos entre los residentes debido a la proliferación de gatos en sus predios, lo que es comprensible. La solución no es llevarlos a los refugios donde los van a matar, además de que el área vacía atraerá a otros gatos que formarán una nueva colonia. Tampoco se puede pretender darlos en adopción porque los gatos adultos son muy difíciles de colocar. Sucede algo parecido con los humanos: cuando los niños abandonados crecen, muy poca gente está interesada en adoptarlos.

¿Cuál es entonces la solución?  La comunidad debe unirse para el bien común y para proteger a esos animalitos. Seguramente habrá algunos vecinos dispuestos a manejar esa colonia felina de manera humanitaria, sin causarles daño. El TNR (Trap-Neuter-Release) es el método recomendado y usado para atender el problema. Atraparlos-Llevarlos a esterilizar y a vacunar hasta contra la rabia-Devolverlos a su hábitat. Las hembras esterilizadas no seguirán pariendo y no volverán a estar en celo para atraer a los gatos interesados en entrar a los predios. Los machos esterilizados se volverán más dóciles. La colonia se controlará y se reducirá con el tiempo. Los vecinos que los atiendan se asegurarán de que los gatos estén saludables, bien atendidos y alimentados. Los gatos se ocuparán de mantener fuera de los predios a los roedores, sabandijas e iguanas.

Usted se preguntará quién va a costear todo eso. Hay varias maneras: colectas entre vecinos, compromiso con la Junta del condominio o de la comunidad para asumir o compartir el gasto, actividades sencillas para recaudar fondos en las que se sugiere involucrar a los niños y a los jóvenes.La esterilización es una sola vez. Los refugios ofrecen ese servicio y la vacunación a un costo bajo, además de que hay veterinarios dispuestos a ayudar, solo hay que plantearles la situación.

Atender a los gatos creará lazos comunitarios entre vecinos que estarán trabajando para el bien común y deteniendo la crueldad contra los animales.

 

Publicado en elnuevodia.com, sección Tribuna Invitada, el 9 de agosto de 2018.

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